Mónica Iglesias es Coordinadora del Máster en Dirección y Gestión de Proyectos de Bureau Veritas Centro Universitario.
Todos conocemos personas muy inteligentes que han conseguido obtener unas notas extraordinarias en sus estudios y que sin embargo no saben mantener una amistad, enfrentarse y resolver conflictos personales, no saben dirigir a un grupo de personas o son poco empáticos y egoístas.
Algunas de estas personas terminan por tener escaso éxito en su desempeño profesional e incluso personal, les faltan lo que se denomina, habilidades interpersonales, inteligencia emocional y probablemente otras competencias conductuales (o de comportamiento).
Estas competencias son esenciales para aquellas personas que quieran dirigir y trabajar en Proyectos. Todos los miembros del equipo del proyecto deben demostrar cuanto menos algún grado de desarrollo de ‘negociación’, ‘trabajo en equipo’, ‘liderazgo’, etc. Así, desde el director del proyecto hasta el último miembro de su equipo requieren un mínimo grado de madurez en cada una de ellas, que además progresará durante la vida del proyecto.
Por supuesto, estas competencias de comportamiento no son exclusivas de la Dirección de Proyectos, cuya definición tenéis en mi anterior post en este blog. Son claves en muchas profesiones relacionadas con la gestión, por lo cual a veces son conocidas como habilidades transversales o habilidades directivas.
El director del proyecto debe tener interiorizadas estas competencias de comportamiento para:
- Liderar a su equipo: se podría decir que la capacidad de liderazgo es innata, pero esto no es del todo cierto, también se aprende. Cada equipo, incluso cada miembro del equipo puede llegar a necesitar una forma de liderazgo distinta (Teoría del liderazgo situacional).
- Motivar y buscar el compromiso de los miembros del equipo, puesto que es un hecho que el compromiso motiva.
- Esforzarse por ser una persona asertiva, empática y ética.
- Mostrarse como una persona abierta, fiable y respetuosa.
- Poseer la capacidad de autocontrol, saber controlar su estrés y el estrés de su equipo. Y saber también cómo rebajar la tensión, cómo relajarse.
- Ser creativo, no censurar ninguna de las ideas de su equipo, sino estudiarlas, matizarlas; porque es posible que aunque inicialmente parezca disparatada, esa idea puede ser la solución al problema.
- Saber en qué momento consultar, pedir o buscar información sobre algún aspecto del proyecto que no domina.
- Poner en juego sus habilidades de negociación para, por ejemplo, cerrar contratos o adquisiciones lo más beneficiosas posibles para el proyecto.
- Saber manejar los conflictos personales y las crisis que surjan en el proyecto.
- Trabajar en equipo: un director de Proyectos o los miembros de un equipo de Dirección de Proyectos nunca van a trabajar solos, por eso es necesario aprender a trabajar en equipo.
En definitiva debe conocer y aplicar todas estas competencias de comportamiento, porque el factor humano es una gran parte de la dificultad de gestión y de la complejidad de los proyectos.
El modelo de Certificación en Dirección de Proyectos de IPMA (Internacional Project Management Association), incluye estas competencias de comportamiento entre las que debe poseer un Director de Proyectos (Project Manager) para ser certificado como profesional de la Dirección de Proyectos en alguno de los cuatro niveles de Certificación.
Seminario virtual: Certificación IPMA: Competencias de comportamiento
Podéis encontrar más información sobre el desarrollo de las competencias de comportamiento, técnicas y contextuales del modelo de certificación de IPMA en el libro Certificación IPMA – 4LC, Manual de Preparación de López-Paredes, A; Pajares, J. e Iglesias-Sanzo, M (BPMSat; 2013).